воскресенье, 24 января 2010 г.

Mascotismo.

Es… que me acaricias,
Y me siento más canino,
Más chucho de lo que soy.
Me dan ganas de revolcarme
Y mojarte de babas la entrepierna.
Y es que si me lo lanzas, iré a por el,
Sabes que soy muy bueno yendo a recoger
Cualquier mundo exótico que reclames tuyo.
Sabes que me mojaría en tu riachuelo y correría feliz,
Y como una sombra te aparecería fugaz de madrugada
Sobando con mis uñas tus pezones que tiritaran de placer,
Y lamiendo el cuello | deleitándome, chucho, con el cuello |,
Balbucearía, ladrándote suave, sacando mis secretos y gruñéndote
(Quizá tu llegaras a comprender las verdades de mis gruñidos grises).
.
Y si yo; Ya perro,
Envejezco aun más rápido,
Y desemboco en perderte más rápido,
O en morir la vida como con un vértigo nauseabundo,
O en vagar analizando el buen olor a madera de mil serafines
Y dar solo con viejos violines, sin nombre, ni dueño que les sea fiel,
Y que ninguno de estos contenga tu esencia, la que cuando fui cachorro olisqueaba,
¡Y no encontrar nunca comida en ningún contenedor de basura de la puta ciudad!
Temo por mi mismo, no se si… desde mi aserto como docto en la calle y en tus nalgas,
Por cualquier azar no veras en mi a ese simpático odioso perrito que siempre desean las niñas
Que soy tu perro de azares y fluctuaciones, flaco, desmesuradamente flaco, incluso flaco de ti,
Necesitado tanto del equilibrio y todos los sentidos como de tu carne, de una manera no solo urgente.
Y sé que solo te debo inspirar, amor desinteresado: Mascotismo o a lo sumo… sentimentalismo animal.
.
Pero son dotes de los que goza uno.

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