воскресенье, 15 ноября 2009 г.

Diez. Despatafisicación de una rayuela. Capítulo dos.



27/05/08
Diez: Nunca se ha estado tan cerca del cielo.
Nunca, ni en avión, ni agarrado cual príncipe infante
a la cola de un cometa. Ni desnuda cubierta de plumas
de un pájaro amarillo.

El diez sobraba o no. Yo siempre lo dibujo para sentarme
a mirar el camino recorrido. A recordar cada piedra que he
lanzado para llegar aquí y sobre todo para mirarlo todo des-
de este mirador. Perfecto para ver el resto del juego, cómo
unos y otros pelean por la piedrita y juzgan todo trampa in-
justa.


No se los demás, mas cuando juego a Rayuela no me pre-
ocupan cosas del tipo "voy por el tres a por el cuatro", "yo
por el cinco, ja ja". Cuando juego sólo deseo llegar sin mirar
atrás. No me importan cuantos niños y niñas caigan allá en
el siete exhaustos, porque no ven ni de lejos el momento de
llegar aquí, donde tranquilo los miro ahora, o al cielo.
Desfallecidos se apartan del juego y se ponen a jugar a ese juego
terrible y peligroso al que no me gusta jugar tanto como a
este, que es juego de intenciones claras y elevadas, no el
otro, que mi madre me avisa que pies de plomo al jugar,
porque la vida es así, juego difícil...

Elijo este punto para expresar estos pensamientos.
El diez:
Tranquilidad de laberinto donde ya ves la salida.

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