Mi vida es una peonza. Hasta sobre un punto fijo no paro de dar vueltas.
Supongo que un día caeré y dejaré de dar vueltas y un niño me abandonará en un cajón.
Pero esto ya lo dijo Omar Khayam en su famoso Rübaiyath,
Hablando de Dios, el Hombre y el Ajedrez.
Y ya lo dije yo en mi nada famoso La fortuna,
Hablando de la Vida, del Ser Humano y de su Suerte.
Sin piedad; contra todos.
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